Tango testigo de Ana Di Risio
Texto completo de la publicación realizada por la celebración del Día mundial del libro, publicado en las redes sociales de Enfoque Editorial Servicios Editoriales, Dragones de Papel Editorial y Escamas de dragón.
Era un atardecer naranja,
de esos soñados para quien mira el cielo.
Como cada tarde,
la pareja de tango,
se preparaba para bailar.
Siempre la misma esquina,
ese domingo se hizo tarde,
nadie supo porque, pero ya era noche.
La luna indicaba ese tiempo,
permitía alumbrar la escena.
La cachorra eligió usar los zapatos finos y puntiagudos,
Justo el mismo par, con el que había conocido a Juan.
Ella le susurraba desde temprano al oído: ¡Juan, Juan, hoy es el día!
Él sonreía, ajustando los dientes.
Los vecinos asomados de las ventanas,
destartaladas, testigos de algo más.
Y otra vez Malena vuelve a cantar el tango
justo ahí,
Juan mira a la turista,
que cada tarde se hacía presente para admirar.
El taco fino y puntiagudo se quiebra en tres,
¿Y Malena?
Malena con voz dulce y segura le dijo al oído ¡Juan, llego el momento!
Entre el doblez del puño del vestido azul noche,
sacó una navaja filosa y plateada,
¿Y Juan?
Es salvajemente herido
cáe en los adoquines agrietados
¿La turista?
Corre y abraza a Juan.
Le cubre la herida con el pañuelo,
Malena se pierde en la noche,
de lejos se escucha la sirena.
Juan resiste, resiste y espera,
¿Hay testigos de este amor?
©Ana Di Risio
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